Entre el juicio y la muerte
Publicado el: 5/3/2023OPINIÓN | Luis Antonio Calderón Carrera
Faltan pocos días para conocer el destino del presidente Guillermo Lasso, la zozobra crece entre un juicio político oscuro, y, una muerte cruzada que se convierte en la jugada poco oculta del Ejecutivo. Un destino que, con los escenarios planteados, sin duda favorecerá al principal opositor revolucionario, quien hoy por hoy, de la manera más astuta, incluso apoya la muerte cruzada, calculando a este como el trampolín más rápido para recuperar el poder, además de haber planteado el juicio.
La muerte cruzada al igual que el juicio político son instrumentos constitucionales, pese a que el presidente de la Asamblea Nacional en su pleno desconocimiento jurídico indicó que, si Lasso pone en marcha esta figura, incurriría en una inconstitucionalidad; pero realmente, no existe límite constitucional expreso para que en el medio de un juicio político el presidente pueda accionar la muerte cruzada.
Citando las palabras del catedrático y jurista ecuatoriano Farith Simon Campaña, “la verdad sea dicha, el deterioro de lo político y de la política abre la puerta a cualquier acción, no importa lo antitética, antijurídica o absurda que sea”, es fácil comprender por qué nuestro país es utilizado por los mal llamados políticos, que solamente buscan cumplir sus caprichos y ahora pugnan por defender sus intereses. Mientras acuerdan entre gallos y medianoche, están jugando con el futuro de los ecuatorianos, quienes son olvidados, se sienten defraudados y con razón engañados.
Siendo el caso de que, proceda la destitución, el vicepresidente Alfredo Borrero estaría calentando motores para asumir el poder, desde luego si le permiten gobernar. Este escenario sería el único que probamente permita a CREO concluir su soñado proyecto de gobierno. Al activarse la disolución de la Asamblea Nacional, conocemos que el presidente Lasso gobernaría por decretos de ley, previo dictamen de la Corte Constitucional. En este caso, el CNE deberá convocar a elecciones anticipadas para conocer al nuevo mandatario y legisladores que terminen la gestión en el tiempo que resta de la misma.
La disolución de la Asamblea Nacional, es procedente si de forma reiterada e injustificada esta obstruye la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo (Plan de Creación de Oportunidades 2021-2025), si existe arrogación de funciones o por grave crisis política y conmoción interna, a juicio exclusivo del Presidente de la República.
Es lamentable el desorden político que vive el país, lo que suceda será una advertencia para que, en las próximas elecciones, lleguemos con conciencia cívica y un voto meditado en base a propuestas y planes efectivos, pensando en las oportunidades que jamás se crearon y las leyes que nunca se plantearon.
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