¿El fin del encuentro?
OPINIÓN | Luis Antonio Calderón Carrera.
Muchos ingresan a la política, sin conocerla, sin saber que esto es similar a una piscina contaminada, muy sucia, y, quien sale pulcro del otro lado de la orilla, es porque supo nadar con inteligencia, y logró sus propósitos.
Lamentablemente este no es el caso del aun “Gobierno del Ecuador”, podemos partir brevemente del inicio, de las campañas con propuestas claras, nuevas y de cambio, hasta la victoria consumada con la esperanza del fin de más de una década de odio y abuso de poder, victoria que sin duda se logró no por el carisma de los elegidos, sino por un voto anti correísta.
Pocos días antes de asumir el poder, se empezaron a observar desaciertos que fueron criticados, como la visita del Primer Mandatario electo a su homólogo colombiano, defendiendo el accionar de este país en el bombardeo de Angosturas, violando la soberanía nacional.
Empezaron a transcurrir los primeros meses del mandato, teniendo como proyecto emblemático la vacunación, que sin duda fue muy bien liderada por el vicepresidente Alfredo Borrero, pero luego, ¿Las obras? Al parecer el equipo de gobierno se empeñó en la construcción de una gran autopista para que regrese con fuerza el correísmo, dejando un aroma a acuerdos políticos.
El haber roto relaciones con su aliado (PSC), es un desacierto que debilitó al oficialismo; sin sentido y con orgullo hicieron lo mismo con la ID y otros partidos, olvidando que con la Asamblea también se gobierna; cuando despertaron las calles y otros escenarios, los ineficaces ministros de gobierno buscaron enmendar lo irreparable, pero ¡Que no cunda el pánico! Según los grandes asesores era suficiente con tener a su jefe de bancada y la verborrea que saca a flote, porque los demás; cuales zombies reciben y cumplen órdenes.
Un endeble gabinete, asesores que no salen de su zona de confort, un canciller en pañales, un “padrino” y un sinnúmero de colaboradores que a tiempo y en silencio satisficieron sus intereses personales, son quienes han permitido el “FIN DEL ENCUENTRO”, un proyecto político lleno de ilusiones, lágrimas y confianza forjado por hombres que se nos adelantaron en el tiempo, y otros que nunca lograron ser parte del gobierno, que se sintieron traicionados y utilizados.
La incansable delincuencia, la crisis laboral, la crisis económica, sin duda son consecuencia de la pandemia, pero el desatino de un gobierno permite que esto aumente al no combatir a tiempo y con sabiduría, además de lo antes mencionado.
La tibieza desembocó en un juicio político y muchas cosas que están por venir, el señor Guillermo Lasso es un hombre lleno de virtudes y con un gran corazón, pero con colaboradores que han traicionado su confianza y se han aprovechado de su bondad, pero nunca es tarde; el soldado valiente, aunque esté mal herido, si ama a su patria y a su gente, no deja de luchar, busca nuevas estrategias con la gente leal que tal vez al sentir la gran carga que trae consigo el poder no regresó a ver.
Muerte cruzada o juicio, todo conduce al final, depende de una persona el terminar bien.
Muchos ingresan a la política, sin conocerla, sin saber que esto es similar a una piscina contaminada, muy sucia, y, quien sale pulcro del otro lado de la orilla, es porque supo nadar con inteligencia, y logró sus propósitos.
Lamentablemente este no es el caso del aun “Gobierno del Ecuador”, podemos partir brevemente del inicio, de las campañas con propuestas claras, nuevas y de cambio, hasta la victoria consumada con la esperanza del fin de más de una década de odio y abuso de poder, victoria que sin duda se logró no por el carisma de los elegidos, sino por un voto anti correísta.
Pocos días antes de asumir el poder, se empezaron a observar desaciertos que fueron criticados, como la visita del Primer Mandatario electo a su homólogo colombiano, defendiendo el accionar de este país en el bombardeo de Angosturas, violando la soberanía nacional.
Empezaron a transcurrir los primeros meses del mandato, teniendo como proyecto emblemático la vacunación, que sin duda fue muy bien liderada por el vicepresidente Alfredo Borrero, pero luego, ¿Las obras? Al parecer el equipo de gobierno se empeñó en la construcción de una gran autopista para que regrese con fuerza el correísmo, dejando un aroma a acuerdos políticos.
El haber roto relaciones con su aliado (PSC), es un desacierto que debilitó al oficialismo; sin sentido y con orgullo hicieron lo mismo con la ID y otros partidos, olvidando que con la Asamblea también se gobierna; cuando despertaron las calles y otros escenarios, los ineficaces ministros de gobierno buscaron enmendar lo irreparable, pero ¡Que no cunda el pánico! Según los grandes asesores era suficiente con tener a su jefe de bancada y la verborrea que saca a flote, porque los demás; cuales zombies reciben y cumplen órdenes.
Un endeble gabinete, asesores que no salen de su zona de confort, un canciller en pañales, un “padrino” y un sinnúmero de colaboradores que a tiempo y en silencio satisficieron sus intereses personales, son quienes han permitido el “FIN DEL ENCUENTRO”, un proyecto político lleno de ilusiones, lágrimas y confianza forjado por hombres que se nos adelantaron en el tiempo, y otros que nunca lograron ser parte del gobierno, que se sintieron traicionados y utilizados.
La incansable delincuencia, la crisis laboral, la crisis económica, sin duda son consecuencia de la pandemia, pero el desatino de un gobierno permite que esto aumente al no combatir a tiempo y con sabiduría, además de lo antes mencionado.
La tibieza desembocó en un juicio político y muchas cosas que están por venir, el señor Guillermo Lasso es un hombre lleno de virtudes y con un gran corazón, pero con colaboradores que han traicionado su confianza y se han aprovechado de su bondad, pero nunca es tarde; el soldado valiente, aunque esté mal herido, si ama a su patria y a su gente, no deja de luchar, busca nuevas estrategias con la gente leal que tal vez al sentir la gran carga que trae consigo el poder no regresó a ver.
Muerte cruzada o juicio, todo conduce al final, depende de una persona el terminar bien.
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