El ajuste de cuentas entre el MIR y Alianza PAIS
Publicado el: 28/11/2017Este artículo fue escrito por el Crnl. Mario Pazmiño poco antes de las elecciones de abril del 2017. Por su actualidad lo volvemos a reproducir.
¿Existe una pugna interna o una guerra de intereses en el movimiento Alianza País como se ha dicho en los diferentes medios de comunicación? Aquí les propongo una respuesta.
Alianza País nace de una fusión ideológica entre la vieja izquierda radical del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) y el Socialismo del Siglo XXI, que estaba en ascenso en la región.
Gustavo Larrea uno de los máximos dirigentes de esta estructura, y en su juventud presidente del MIR, jugó un papel muy importante en la conformación del gobierno y triunfo electoral que catapulta a Rafael Correa un advenedizo en política a la presidencia de la República y su binomio Lenin Moreno un miembro ideológica y políticamente formado en el Movimiento de Izquierda Revolucionario.
Las primeras pugnas entre la facción radical mirista de Moreno- Larrea y la populista de Correa- Patiño fueron por consolidar el control del estado. El MIR había logrado posicionar a sus cuadros en diferentes carteras de estado como Defensa, Relaciones Exteriores, Agricultura, Interior, entre los más importantes. Con altos y con bajos se llegó a 2008, cuando se produce el ataque a Angostura, el que sirvió de pretexto para reducir la influencia de la línea radical de AP con la salida de Gustavo Larrea, algo que este último nunca perdonaría.
Moreno también fue presionado a dejar su cargo y viajar al exterior a una función secundaria y sin injerencia en el gobierno, mientras Correa iniciaba un nuevo periodo con Jorge Glas como su vicepresidente. Estas traiciones afectaron al MIR y su militancia, quienes acogieron de mala gana a la espera de mejores condiciones para cobrar la cuenta.
Al llegar el fin del periodo presidencial, Rafael Correa requiere urgentemente que su sucesor sea alguien de entera confianza, que le dé la protección que requiere para poder salir del país sin rendir cuentas o, peor aún, someterse a una fiscalización de su gestión. El ungido fue inicialmente Jorge Glas; sin embargo, los sondeos de opinión y encuestas lo colocaban muy por debajo de todos los candidatos presidenciales, en cambio, Moreno gozaba de una buena popularidad.
Correa sacrificó su orgullo y puso en riesgo sus intereses al pedir a su antiguo vicepresidente que lidere un nuevo gobierno de AP.
Moreno retorna al Ecuador a manejar su campaña, sin mayor poder de decisión, pues todo lo tenían organizado Correa, quien, además, ya había blindado todos los escenarios con Alianza País, habían seleccionado a Jorge Glas como el vicepresidente, a José Serrano como primer asambleísta nacional y futuro Presidente de la Asamblea, se había cambiado al Fiscal General del Estado y se mantenía el control de los otros poderes del Estado.
Lo que no calculó Correa es que los miristas, tiempo atrás, se reunían y buscaban una oportunidad para cobrar las deudas.
El enemigo de mi enemigo es mi amigo.-
Con el camino minado y sin muchas posibilidades de accionar Moreno maniobró sutilmente: esperó los resultados, aceptó las sugerencias de conformación de su gabinete, mantuvo una buena relación con Correa y sus aliados, lanzó puentes hacia la oposición y se reunió con ellos, evitó confrontar con Glas y Serrano, los alfiles de Correa a quienes a futuro tendrá que sacar del juego político, si quiere verdaderamente gobernar sin presiones.
El caso Odebrecht que vincula a un sinnúmero de funcionarios públicos de alto nivel, según las investigaciones brasileñas y americanas, produjeron que en Ecuador se den los últimos allanamientos y detenciones, claves para que el MIR consume su vendetta y Lenin obtenga la oportunidad que esperaba para quitarse de encima algunos funcionarios impuestos por el ex presidente Correa.
Hipótesis de conflicto en la izquierda.-
El primer objetivo de Moreno será eliminar de su círculo de confianza a Jorge Glas y ponerlo a órdenes de la justicia. Luego se acercará a los partidos de la oposición para consolidar una nueva mayoría, que excluya a los correítas que serán ya un bloque pequeño. Posteriormente remitirá una terna para que la Asamblea Nacional nombre al vicepresidente, en la que no estará José Serrano. Luego reestructurará su gabinete con la participación de sus nuevas alianzas políticas, excluyendo a Alianza País de su gobierno y emergerá un nuevo partido DEMOCRACIA SI, que dirige Gustavo Larrea.
Las vendettas se seguirán dando en este escenario político. Sin embargo, lo que tenemos que estar muy claros es que el modelo prevalecerá, talvez con peores consecuencias, porque luego vendrá la venganza de Correa.
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